lunes, 14 de julio de 2014

La Guerra de Sucesión, Wikipedia y Babilonia

"Miguel Artola ríe y cuenta que su biografía en Wikipedia se abre con la mención de que fue fraile dominico, cosa absolutamente falsa. “No hay modo de quitarlo de ahí”, añade. En la medida en que el entrevistador, según la misma fuente, es seguidor político de Rosa Díez, no puede hacer otra cosa que confirmar su desconfianza". Así concluye una estupenda entrevista que Antonio Elorza realizó a Miguel Artola, publicada en El País el 11 de mayo de 2013 bajo el título "Memoria de historiador". Ambos contertulios ironizaban sobre el valor sobredimensionado de la red e indirectamente observaban con mirada socarrona hacia un invento que ya en ese mismo periódico había ocupado titulares en relación a su dudosa fiabilidad (¿Debemos fiarnos de la Wikipedia?, El País 10 de junio de 2009). Tiempo atrás, la revista Nature publicaba un estudio que mostraba que el número de errores existente entre ésta y la reputada Encyclopedia Britannica era equivalente. Se hallaban al mismo nivel. Así que la popular herramienta resultaba ser "Gratis y confiable".
No es este lugar para poner en duda un estudio científico que seguramente se envió a la prensa después de la preceptiva evaluación anónima por pares. Sin embargo, gracias a la estupenda herramienta de que dispone la enciclopedia libre, que permite consultar las voces en un gran número de lenguas, descubrí por azar que no había un modelo unitario de voz, sino un conjunto de contenidos diferentes para cada voz, según el idioma en que se encontrara redactada. Así, la lista es equívoca. Al querer ver una voz en español en su traducción al alemán, inglés o francés lo que hallamos son versiones muy diferentes e incluso un conjunto de interpretaciones distintas respecto a un hecho o acontecimiento. Esto resulta muy notable en la voz "Guerra de Sucesión española". Comienzo con la versión española que aparentemente describe de manera sobria y distanciada la contienda. Como es habitual en la ficha normativa de guerras y conflictos aparecen en recuadro los contendientes, las banderas que los identifican y los comandantes más señalados. Quienes protagonizaron la guerra fueron "borbónicos" frente a "austracistas". La imagen seleccionada para la portada es la batalla de Denain en una pintura histórica del siglo XIX. 


En inglés observamos un texto que parece referirse a otra contienda, los beligerantes son "Holy Roman Empire" y "Kingdom of France", en la cola se situan "Spain Loyal to Charles" o "Spain Loyal to Phillip". La guerra está representada por la batalla de Villaviciosa, otro cuadro histórico vecino al tomado por la versión española, que se encuentra también en la misma galería de Versalles. 

En francés el reino de Francia se enfrenta al Sacro Imperio, la imagen es la batalla de Denain y los bandos españoles enfrentados resultan ser el "Reino (sic) de Castilla y León" cuyo adversario es "La Corona de Aragón". 

En italiano no hay más contendiente español que la corona de Castilla y también se usa la batalla de Denain. 

En holandés el icono es la batalla naval de Vigo y, a diferencia de los italianos, el reino de España, en papel de telonero, se enfrenta a la corona de Aragón, pero se introduce como novedad la presencia de "rebeldes húngaros" al servicio de la Casa de Borbón. 


 En portugués entre los actores secundarios encontramos a "Espanha" confrontada al "Principado de Catalunha". 
En catalán la imagen que resume la guerra es el duque de Marlborough firmando el despacho de la batalla de Blenheim. Nos encontramos con un peculiar punto de vista, la guerra la protagonizan "Dues corones Borbóniques" contra la "Gran Aliança de la Haya", entre las subcategorías de contendientes están la Corona de Castilla "i botiflers" que se enfrentan a la "Monarquía Hispánica" y a los reinos de la Corona de Aragón, uno a uno, "i austracistas". Al parecer las dos coronas peninsulares se enfrentaron en guerra cargando con grupúsculos de incómodos traidores sin bandera. Sin duda es la relación más numerosa de contendientes, que aparecen desplegados y desglosados en subcategorías.


En alemán hallamos un contraste fuerte respecto a los demás, a mi juicio esto parece responder a la tradición historiográfica germana, a la seriedad con que se aplica el principio rankeano de contar las cosas como sucedieron. Desde los 33 contendientes consignados en la versión catalana (contando a los pintorescos botiflers y austracistas) a los apenas 9 de la italiana no solo vemos notables diferencias de combatientes sino también de los colores bajo los que combaten. Hay tablas parecidas, pero ninguna coincidente. Las interpretaciones son para todos los gustos pero siempre prevalece el punto de vista nacional y todo lo demás es secundario. Como señalaba, la voz alemana marca notables diferencias, la  Spanischer Erbfolgekrieg es descrita renunciando a los cuadritos, las banderitas y los bandos, tampoco hay una imagen que ilustre la voz como conjunto. Su presentación señala que se trata de un conflicto dinástico por lo que incluyen una tabla de los derechos dinásticos de las familias en disputa, los contendientes son los linajes, no las naciones, lo cual se acerca a un concepto mucho más moderno y de mayor corrección historiográfica que sus homólogas.
Por lo general nos hallamos antes reducciones abusivas y, salvo en el último caso, bastante disparatadas. Los esfuerzos por explicar la Edad Moderna en clave nacional chocan frontalmente con la realidad del mundo prenacionalista, cuyas reglas se ignoran. Hoy nadie en su sano juicio hubiera pensado en una posible unión de España y Grecia como consecuencia del matrimonio de los príncipes Juan Carlos y Sofía, pero sí se pensaba cuando los vástagos de Habsburgos y Borbones lo hacían allá por el siglo XVII. Como tampoco puede pensarse en una desmembración de España porque otros soberanos reclamen derechos sobre su corona. Ni siquiera es lícito pensar la Guerra de Sucesión como guerra civil. Fue un problema de banderías en todo caso, detrás de ser partidario de uno u otro candidato no hay ninguna identidad ideológica o antropológica, no hay más diferencia que la que sienten los seguidores de un club u otro. La distinción entre borbónicos y austracistas tiene que ver con una negociación armada, propia de todo cambio dinástico. Resulta difícilmente comprensible que esta distinción no se extienda a Nápoles, Milán o Sicilia donde también hubo partidarios de las dos dinastías en liza. La guerra fue dinástica y por tanto los bandos en liza solo pueden ser la Casa de Borbón y la Casa de Habsburgo, que contaron con el apoyo de otras casas soberanas y potencias. Naturalmente, en el interior de la Monarquía de España hubo partidarios de una u otra opción, pero los actores fueron las dinastías y esto se refleja en el nulo papel de los súbditos españoles en la firma de los tratados de paz. Fue una composición o reparto de familias que arreglaron sus diferencias por una herencia en disputa.
 Más allá de la anécdota la torre de Babel de wikipedia aún está lejos de conjurar la maldición bíblica de la diferencia de lenguas. La enciclopedia universal está lejos de la universalidad, resulta difícil creer que no sea capaz de mostrar consensos y sólo una suma de visiones particulares que descansan sobre tradiciones y prejuicios nacionales. Otro rasgo distintivo es la disparidad bibliográfica, cada versión propone libros y lecturas que desconocen las demás. Son monólogos sordos donde se echa de ver que los redactores no han sentido curiosidad por lo que han escrito los autores de otras lenguas. Por cierto, sólo coinciden en algunos títulos las voces en español y catalán.
Europa es incapaz de hacer un relato de su propia historia, un acontecimiento común a todo el continente resulta distinto desde cada perspectiva nacional o regional. No hay una guerra de sucesión sino muchas.
Manuel Rivero